lunes, 20 de febrero de 2012

♫Y es que yo quiero tanto a mi Caracas♫

Caminar en Caracas es algo, que en estos tiempos se ha vuelto súmamente difícil. No solo por la sabida existencia de atracadores-un mal casi que eterno en estos tiempos-, sino por la desidia. Sí, la dolorosa desidia.

Hoy es lunes de Carnaval y opté por salir de la burbuja que por cariño llamo, casa, un viaje que me llevó a Chacao, donde pagué una factura en el banco, y luego, a Santa Teresa, una zona que forma parte del Casco Histórico caraqueño.

La desidia que ataca al Casco Histórico, a lo que ha sido la Historia de Caracas, es mayúscula...

Comencé bajándome del Metro en la estación de Capitolio, donde la buhonería es la nota predominante; como offtopic debo decir que la campaña del Metro de prohibir los papelillos, ha funcionado, y se ha cumplido casi en totalidad; saliendo del subterráneo, es cuando veo una ciudad convertida en una suerte de campo de batalla: Buhoneros cubriéndose con escudos de cartón repletos de mercancía, una señora vendiendo a precio de gallina flaca galletas que aparentemente son de orígen dudoso, y una muchacha que no tendría más de 25 años (y linda de por cierto) abrazada y diciéndole vulgaridades a 3 personas que la doblaban en edad cuando menos... En Caracas hemos perdido, los Caraqueños y los no tanto, ese respeto y ese amor por la ciudad... Cuenta gente mayor que antes había mayor cariño para la Ciudad. Hoy quisiera saber ¿quién ama a esta ciudad?

Mención aparte merecen las aberraciones, ehm alteraciones que les han cometido a las Torres del Silencio, donde al parecer, cada ente público ha metido su cuchara para intentar acomodar un arremedo, pero lo que han hecho realmente es empeorar las cosas: Hay ventanales de un color en un piso, ventanales ahumados en otro y así va la cosa, mientras hay partes de los Edificios grandes en donde se cubren agujeros con techos de zinc (sí, de zinc, los que usan en los barrios) y en algunos casos, ver partes del edificio en proceso de desmantelamiento. Sí, a mi me duele mi ciudad. Las Torres del Silencio es algo que forma parte de esa imágen que cuando niño tenía de Caracas (Porque era lo más cercano a mi casa), incluso recuerdo haber visto en 2 o 3 veces a Hugo Chávez hacer mítines en los espacios contiguos a las Torres, lo que han llamado Plaza Caracas... La Plaza está llena de porterías y lugares para jugar baloncesto... Me da rabia la indolencia. ¿Cómo es posible que el Centro Simón Bolivar no le mete recursos para poner bello a un ícono de la Caraqueñidad?

La desidia no es en esa parte, sigo caminado y encuentro, cerca de La Concordia, un basurero espantoso, justo al lado del depósito del Central Madeirense. Ni la Alcaldía de Caracas le exige al Supermercado que disponga bien de los desechos, como tampoco la Empresa lo hace de una manera adecuada, pero los estados de ganancias de CM deben estar por las nubes no? Es injusto ver como los empresarios hacen lo que les da la gana y el Gobierno no les pone un freno. La Ciudad fea y la guinda del pastel: El infaltable desfile de borrachos...

La desidia ataca tanto mi ciudad, que paseándola me dieron ganas de llorar, y recordé porqué estamos aun en el Subdesarrollo.

1 comentario:

  1. Mentes subdesarrolladas generan todo esto. Que bueno leer algo así, tenemos algo en común. Así me pasa cuando camino por mi ciudad, es increíble que las personas no piensen un poquito y se detengan a ver las cosas a su alrededor, simplemente no les duele.

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